São Paulo es una ciudad llena de contrastes. Esto se acentúa especialmente cuando, una vez al año, el circo multimillonario de la Fórmula 1 hace su visita. Junto al circuito Autódromo José Carlos Pace se encuentra la favela Interlagos, una de las decenas de barrios de chabolas en la ciudad. Por un lado del muro, los corredores dan vueltas al asfalto brasileño por salarios más que generosos, mientras que por el otro lado, la electricidad y el agua corriente no son algo dado por sentado.
Incluso en el centro de la ciudad, con más de 22 millones de habitantes (más de tres millones de los cuales viven en favelas o en condiciones aún peores), se pueden ver los contrastes sociales en casi cada esquina.
En el camino al establecimiento, se pueden ver en las intersecciones y rotondas las condiciones de vida inhumanas de las personas sin hogar, que viven en cajas de cartón o pequeñas tiendas de campaña y para quienes cada día es una lucha constante. Si ya has visitado la ciudad en varias ocasiones, sabes que esto es así, pero la vista de la enorme pobreza nunca deja de impactar. Y en cierto sentido, eso es algo bueno.Vista desde el taxi…
Sobrevivir en la cuneta
Al llegar a Song Qi, que por cierto es altamente recomendable, el anfitrión Felipe Massa muestra con orgullo su restaurante antes de que nos sentemos a la mesa para un delicioso almuerzo con exclusivos platos chinos. El restaurante claramente se dirige a la clase alta. Digamos que el Nasi Goreng no está en el menú.
Dos horas y una entrevista sincera después, me subo al taxi con una sensación de satisfacción. La misión ha sido un éxito. Pero cuando luego conduces hacia el circuito, pasas a los sin techo que sobreviven en la cuneta a ambos lados. Prefiero no saber qué tienen en el menú esta noche.