Llegado a Williams este verano, Franco Colapinto es la atracción de este final de temporada de Fórmula 1, tanto en el paddock como en las gradas.
Un grave accidente en Mónaco… en bicicleta
El 26 de mayo de 2021, la víspera de su 18º cumpleaños, sufre una espectacular caída en bicicleta en el principado monegasco. «El coche delante de mí frenó bruscamente porque un peatón cruzó, y lo golpeé de lleno», relataba en 2022. «Mi cabeza terminó en el alerón situado encima de la luneta trasera. Me rompí la nariz y me abrí la piel debajo del ojo.»
A pesar del dolor, toma la salida en la carrera de Fórmula Regional al día siguiente, en Castellet. «Tenía dificultades para respirar con mi nariz rota y el ojo tan hinchado que apenas podía ver, a pesar de mis once puntos de sutura.»
Una adolescencia desarraigada en Europa
Franco Colapinto dejó el nido familiar a la edad de 14 años para trasladarse a Italia, donde vivió encima de una fábrica de karts. «No sabía cocinar, preparaba el arroz en una tetera eléctrica y apenas podía cortar frutas», bromeaba en el programa español El Hormiguero el mes pasado. «Era muy delgado y no era bueno para el italiano.» Coronado campeón de España de Fórmula 4 en 2019, se encontró solo durante la pandemia de Covid-19 al año siguiente. Estos diversos episodios han forjado su determinación y su autonomía.
Ya un ídolo en Argentina
Se conoce la tendencia de los argentinos a entusiasmarse con sus deportistas. Desconocido para el público en general antes de su debut en la F1 en el GP de Monza el 1 de septiembre (en lugar del estadounidense Logan Sargeant), su popularidad no ha dejado de crecer desde entonces: ha ganado más de tres millones de seguidores en Instagram.
Hay que decir que Argentina no ha tenido un piloto en la F1 desde hace veintitrés años (Gaston Mazzacane en 2000-2001), y que la era de Fangio y sus cinco títulos de campeón del mundo se remonta a los años 1950. El último fin de semana, en Interlagos, a pesar de su salida de pista que significó el abandono, miles de compatriotas alzaron la voz en los alrededores del circuito, recreando un ambiente digno de la Bombonera (el estadio de Boca Juniors, el club de fútbol que apoya).
Más allá de su atractivo físico que le ha valido comparaciones con Ayrton Senna, el novato de 21 años se destaca por su audaz pilotaje y un ingenio que no habría despreciado un cierto Diego Maradona.
Una alergia a la conducción diaria
El nativo de Pilar, a 50 km de Buenos Aires, recientemente confesó que no disfruta conduciendo a diario. «No conduzco en la calle, no me gusta. Generalmente tomo Uber. Solo manejo el simulador o mi coche de carreras. En Buenos Aires conduzco porque no tengo opción, pero no en Europa.»
En la misma aparición en la televisión pública argentina, Colapinto también admitió que no es bueno para aparcar. «Es un desastre. Sé avanzar, pero si tengo que poner la marcha atrás, ni siquiera vale la pena. Soy realmente malo, ¡no sé cómo aparcar!»